DERMATOLOGIA GRUPO 07
DRA.MILTHA VILLAR
DARLEINE ESTHER JOSEPH 2-11-0317
KATHYANA IPHONIE ST LOUIS 2-10-0556
RONALD ROMAIN 2-10-1493
WILSON AIME 1-10-2884
ENFERMEDADES AMPOLLARES.
La formación de ampollas
cutáneas puede ocurrir en una variedad de contextos clínicos que incluyen
enfermedades autoinmunes, reacciones por drogas, infección, trastornos
genéticos y trauma físico. La capacidad de estrechar la lista de diagnósticos
diferenciales en pacientes con enfermedades ampollares es esencial,
especialmente para descartar condiciones que pueden poner en riesgo la vida del
paciente.
Las
enfermedades ampollares se caracterizan por la presencia de lesiones de
contenido líquido que ocurren como resultado de pérdida de adhesión entre las
células de la epidermis (ACANTOLISIS), edema entre las células epidérmicas
(ESPONGIOSIS), o disociación entre la epidermis y la dermis.
Ante cualquier
dermatitis descamativa, y sobre todo en las que evolucionan a la formación de
ampollas o despegamiento amplio de la piel, la biopsia es una herramienta
diagnóstica obligada para estrechar el amplio espectro de diagnósticos
diferenciales que se nos presentan. Por ello es importante tener en claro la
histología normal de la piel.
El contenido de las
vesículas y bullas puede ser claro, acuoso, o puede ser purulento en cuyo caso
se denominan PÚSTULAS. Cuando la formación de vesículas se asocia a daño de los
vasos sanguíneos en la piel estas pueden transformarse en AMPOLLAS HEMORRÁGICAS.
Como dijimos antes, las
enfermedades ampollares pueden ocurrir en distintas localizaciones en la piel,
y esto puede saberse exclusivamente por estudio histopatológico.
De esa manera, y basados
en su localización en piel, las enfermedades ampollares se clasifican en:
INTRACÓRNEAS
O SUBCÓRNEAS. Plano
de clivaje dentro del estrato córneo, o inmediatamente por debajo del mismo.
Tal es el caso del pénfigo foliáceo. Figura G. Otras patologías que producen
ampollas intracórneas o subcórneas están el síndrome de la piel escaldada
estafilocóccico, la miliaria, y el impétigo bulloso.
INTRAEPIDÉRMICAS. Plano de clivaje dentro del estrato de Malpighi
de la epidermis pero excluyendo la región subcórnea y suprabasal, como se ve en
las dermatitis de contacto, en la infección por herpes simplex, en la
epidermolisis bullosa, en el eczema agudo palmoplantar, en las ampollas por
fricción y en las dermatitis de contacto.
SUPRABASALES. Plano de clivaje dentro de la epidermis con sólo
la basal intacta. Ejemplos de esta localización son el pénfigo paraneoplásico,
el pénfigo vulgar, la dermatosis acantolítica transitoria, la enfermedad de
Darier, y la enfermedad de Hailey-Hailey.
SUBEPIDÉRMICAS. Plano de clivaje dentro o debajo de la membrana
basal. Ejemplos de esta localización son el síndrome de Stevens-Johnson, el
síndrome de Sweet, el lupus eritematoso sistémico bulloso, el penfigoide
bulloso o ampollar, el pénfigo gestacional, la dermatosis bullosa linear por
IgA, la dermatitis herpetiforme, la epidermolisis bullosa de la unión
dermoepidérmica, la epidermolisis bullosa distrófica, la enfermedad bullosa
diabética, la vasculitis leucocitoclástica bullosa, el eritema multiforme, la
porfiria cutánea tarda, las reacciones fototóxicas, las picaduras de
artrópodos, la erupción fija por drogas, el pioderma gangrenoso y el penfigoide
de las membranas mucosas.
Existe alguna
correlación clínica/histopatológica de acuerdo a la localización de la ampolla.
Mientras que las enfermedades que presentan ampollas de localización subcórneas
tienden a ser ellas más frágiles, que evolucionan rápidamente a escama y a
descamación. Las vesículas o bullas intraepidérmicas o suprabasales tienen a
ser menos frágiles. Finalmente, las bullas tensas son las típicamente vistas en
las de localización subepidérmica dado la mayor proporción de epidermis que
recubre la ampolla.
Varias enfermedades
ampollares representan emergencias potencialmente fatales que requieren un
diagnóstico y terapia rápidas. Ellas incluyen:
Necrólisis
epidérmica tóxica. Amplios
desprendimientos o exfoliaciones de la piel que se asocian al riesgo de sepsis.
Erupción generalizada
que inicialmente tuvo apariencia targetoide pero que después evolucionan a
lesiones confluentes, brillantes eritematosas y bullosas. El paciente tiene
compromiso extenso de piel, compromiso de mucosas, y traqueobronquitis. Cuando
la extensión de las lesiones superan el 50% de la superficie corporal se llama
necrólisis epidérmica tóxica, cuando tiene menos de 30%, síndrome de Stevens-Johnson,
y entre 30% y 50% superposición SSJ/NET.
Síndrome
estafilocóccico de la piel escaldada. Alta mortalidad en adultos se registra con este trastorno
Herpes
simplex u herpes zóster diseminados en pacientes inmunodeprimidos. Pueden resultar en complicaciones que pongan en
peligro la vida.
Púrpura
fulminante. Aunque
el hallazgo más importante en la púrpura retiforme o reticular es la púrpura
fulminante, las bullas necróticas asociadas pueden también estar presentes.
Síndrome
de Stevens-Johnson (SSJ) y necrólisis epidérmica tóxica (NET). El SSJ y la NET son trastornos agudos, severos, caracterizados
por desprendimiento de la piel y las mucosas. Estas dos condiciones
generalmente resultan de la exposición a alguna droga desencadenante. Siguiendo
a un breve período de fiebre y síntomas de tipo gripales los pacientes
desarrollan áreas de máculas eritematosas o purpúricas que duelen y que
evolucionan a vesículas, bullas y desprendimiento amplio de la piel. La
principal diferencia entre SSJ y NET es la extensión del proceso. Está discutido
este tema actualmente y algunos hablan de SSJ cuando hay hasta 10 por ciento de
la superficie corporal afectada y de NET cuando esta es mayor del 30 por
ciento. Entre medio están los síndromes de superposición SSJ/NET. Algunos
hablan de SSJ hasta 30 por ciento, NET más de 50 por ciento y superposición
entre ambos.
Síndrome
estafilocóccico de la piel escaldada. El síndrome estafilocóccico de la piel escaldada
ocurre como una reacción a la toxina liberada por Staphylococcus aureus, y ocurre más comúnmente en niños pequeños,
adolescentes y adultos con fallo renal. Fiebre, malestar general y dolor
generalizado en piel preceden generalmente a la erupción. Las frágiles bullas
subcórneas a menudo demuestran la apariencia de piel arrugada con subsecuente
desamación. El examen de una muestra de tejido de la piel desprendida por
congelación (“jelly-roll”) puede ser utilizado como método rápido para
distinguir entre síndrome estafilocóccico de la piel escaldada cuyo plano de
clivaje se produce en la capa granular, subcórnea, del plano de clivaje más
profundo de la NET a nivel de la unión dermoepidérmica es decir subepidérmica.
También puede identificarse el origen primario de la infección estafilocóccica.
Infección por virus de varicela-zóster. La varicela es un trastorno
que ocurre más frecuentemente en niños que no están vacunados contra esta
enfermedad. Los pacientes experimentan pródromos en forma de fiebre y malestar
seguido del desarrollo de una erupción generalizada de vesículas
intraepidérmicas de 1 a 3 mm rodeadas por eritema. Esas
lesiones están descriptas como “gotas de rocío en un pétalo de rosa” que
posteriormente evolucionan a costras
Herpes
zóster diseminado. El
herpes zóster diseminado ocurre en inmunocomprometidos. A diferencia del herpes
zóster clásico, las lesiones no están restringidas a un dermatoma El herpes zóster diseminado puede poner en
riesgo la vida del paciente y puede comprometer pulmón (neumonía), hígado
(hepatitis), y cerebro (encefalitis).
Herpes
simplex diseminado. Los
pacientes con inmunocompromiso y con alteración de la barrera de piel (por
ejemplo dermatitis atópica, enfermedad de Darier) pueden desarrollar vesículas
diseminadas, pústulas, y costras debido a infección por virus de herpes
simplex. El término eccema herpético se utiliza para describir su ocurrencia en
pacientes con dermatitis atópica.
Síndrome
de Sweet (dermatosis neutrofílica aguda febril). Aunque lo más característico en el síndrome de
Sweet son las placas eritematosas de aspecto seudovesicular, a veces las placas
evolucionan a formación franca de vesículas o bullas. Las placas se encuentran
más frecuentemente en la parte superior del cuerpo; fiebre y leucocitosis están
típicamente presentes. El síndrome de Sweet puede ocurrir en el contexto de
cáncer, exposición a drogas, enfermedades autoinmunes o enfermedad inflamatoria
intestinal.
Lupus eritematoso sistémico bulloso. El LES bulloso se presenta como bullas
subepidérmicas, tensas diseminadas en pacientes con LES. Las lesiones de piel
recuerdan al penfigoide bulloso o a la dermatitis herpetiforme. Hay anticuerpos
contra el colágeno tipo VII.
Pénfigo paraneoplásico. El pénfigo paraneoplásico es un raro trastorno
ampollar mucocutáneo que puede ser suprabasal o subepidérmico en el contexto de
un cáncer. La estomatitis es característicamente severa (Figura 24) pero la
morfología de las lesiones en piel es variable. En algunos casos las lesiones
de piel pueden recordar a las ampollas del pénfigo vulgar o del eritema
multiforme. El linfoma no Hodgkin, la leucemia linfática crónica y la
enfermedad de Castleman son las condiciones que más frecuentemente se asocian a
este trastorno. Los tests serológicos revelan reactividad con múltiples
antígenos incluyendo desmoplaquinas, desmogleinas, y antígeno del penfigoide
bulloso 1 (BPAg1, BP230).
OTROS TRASTORNOS BULLOSOS GENERALIZADOS CON COMPROMISO
GENERAL.
Ejemplos de trastornos ampollares generalizados no necesariamente se asocian a enfermedades sistémicas. Ejemplo de ello son:
Miliaria cristalina. La miliaria cristalina es una dermatitis vesiculosa o pustulosa secundaria a la retención intraepidérmica de la secreción glandular ecrina, y usualmente ocurre en el contexto de calor excesivo. Las frágiles vesículas intracórneas o subcórneas de 1 mm se pueden observar típicamente en cara y tronco.
Ejemplos de trastornos ampollares generalizados no necesariamente se asocian a enfermedades sistémicas. Ejemplo de ello son:
Miliaria cristalina. La miliaria cristalina es una dermatitis vesiculosa o pustulosa secundaria a la retención intraepidérmica de la secreción glandular ecrina, y usualmente ocurre en el contexto de calor excesivo. Las frágiles vesículas intracórneas o subcórneas de 1 mm se pueden observar típicamente en cara y tronco.
Impétigo bulloso. Vesículas subcórneas y bullas conteniendo
líquido claro o amarillento en cara, tronco, periné, o extremidades
caracterizan al impétigo bulloso, trastorno que más frecuentemente ocurre en
neonatos y niños. La ruptura de las ampollas es fácil por su localización
subcórnea. A veces dan el aspecto de collarete o escama.
Pénfigo. La formación de grandes bullas flácidas que
rápidamente evolucionan a erosiones son típicas del pénfigo vulgar. La erosión
en las membranas mucosas es un hallazgo frecuentemente asociado. El nivel de la
formación de ampollas en el pénfigo vulgar es suprabasal. En contraste, el
hallazgo más prominente del pénfigo foliáceo son las ampollas subcórneas con
placas eritematosas, escamas o costras.
Figoide bulloso. El penfigoide bulloso o ampollar es un trastorno
caracterizado por la aparición de ampollas subepidérmicas que ocurre más
comúnmente en pacientes adultos mayores (Figura 30
A y B). Las
lesiones clásicas de piel son placas urticarianas y bullas tensas en el tronco
y extremidades. El prurito intenso es común, y las lesiones típicamente no
dejan cicatriz. Puede haber formas de penfigoide bulloso localizado.